‘Soy el limpiabotas oficial de Kasongo, ¿puedo?’. Miré hacia abajo, a mis maltrechas compañeras de andanzas y aventuras desde hacía 6 años.
‘Pero si son chanclas’ – Le dije.
‘Vale, ¿puedo entonces venir mañana?’
Sólo tenía un bote de pintura negra y un cepillito desgreñado en la cajita de madera. La mirada más nítida y llena de ilusión que jamás hubiera visto.
'Soy el limpiabotas oficial de Kasongo, ¿puedo?'. Miré hacia abajo y vi mis zapatos blancos con los que corría por las mañanas.
‘Pero si son blancas’ – comenté con una media sonrisa apenada.
‘Vale, ¿puedo entonces venir mañana?
‘Soy el limpiabotas oficial de Kasongo, ¿puedo?'
‘Pero si hoy ha llovido y está el camino lleno de barro, se me van a manchar en cuanto los limpies’.
Miró hacia abajo entristecido por un momento, y en seguida irguió su mirada dulce y me dijo:
‘Si se te manchan hoy volveré mañana otra vez a limpiártelos’.
‘Me llamo Nasser, significa el victorioso, y soy el limpiabotas oficial de Kasongo. Tengo 11 años y con el dinero que saco de limpiar zapatos puedo ayudar a mi madre a pagar mi escuela, ¿puedo?’
Y sin más, con sus manitas negras, y su sonrisa de ángel tomó mi tobillo con ternura y comenzó a quitarle el polvo a mis zapatos…. y a mi alma.
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